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(#10) Hablan las Musas

Las Hojas fueron agitadas por Irewen miércoles, 2 de marzo de 2011 7 hojas al viento




Una descripción que me vino en un momento, simplemente necesitaba escribir. Fue provocada por una imagen y por una canción, no tiene continuación aunque los personajes me han dado alguna que otra patada para que lo haga. Una de tantas ideas que vienen y van en mi cabeza.


Había algo en él que provocó que se estremeciera y que su respiración se agitara, que el corazón comenzara a bombear con tanta fuerza que estaba segura que se le iba a salir del pecho. No sabía bien de qué se trataba, no sabía si era ese cabello oscuro más largo de lo que dictaba la moda, si el cuerpo alto y proporcionado, los labios que sobresalían aterciopelados de una barba de varios días. O quizá fuera la sonrisa que los curvaba haciendo que un hoyuelo se viera con claridad en su mejilla y que contagiaba la sonrisa de los que estaban cerca de él, haciendo que su rostro maduro volviera por un momento a la juventud.

Entonces se dio cuenta. Era su mirada. Esa mirada clara, limpia y sincera que le clavaba en el suelo y hacía que un estremecimiento recorriera todo su cuerpo. Tomó aire cuando su mirada se cruzó con la de él, cuando sus ojos se clavaron en los suyos y lo retuvo en sus pulmones. Era su mirada. Una mirada de ojos claros de un color que no estaba segura de decir si era verde o dorado, quizá gris porque cambiaba al mismo ritmo que su estado de ánimo. La acariciaba a pesar de que se encontrara en el otro lado de la habitación, con tanta intensidad como si estuviera parado a su lado deslizando los dedos por su brazo desnudo.

El momento se rompió. La mujer que estaba a su lado llamó su atención y las miradas se desprendieron la una de la otra. Dejó escapar el aire lentamente, con suavidad, cuando se dio cuenta que había estado reteniéndolo y tragó saliva. Se le había secado la garganta por completo. Parpadeó como si despertara de una ensoñación ligeramente desorientada, dándose cuenta de que los colores por unos segundos no tenían la misma intensidad que deberían tener. Era como si hubiera salido de un hechizo que la había tenido retenida, ajena de todo, como en una burbuja que acababa de estallar. Sin darse cuenta de lo que hacía, dedicó una sonrisa a la persona que tenía a su lado sin recordar su nombre, sin saber de qué estaba hablando, comenzando a moverse al darse cuenta de que sus pies podían despegarse del suelo.

Pero el corazón seguía aleteando furioso en su pecho, su respiración seguía inquieta y su mirada volaba al otro extremo de la habitación durante una, dos, tres veces hasta que fue consciente de que lo que estaba haciendo. Reprendiéndose en un pensamiento, volvió a ser consciente de la fiesta en la que se encontraba, aunque su mente volvía una y otra vez a esa mirada.

Esa mirada que le había hechizado el alma.

(#16) Mensaje del Viento

Las Hojas fueron agitadas por Irewen viernes, 25 de febrero de 2011 10 hojas al viento



Buenos días, buenas tardes o buenas noches, según a la hora que leáis esto.

Hacía ya varias semanas que no escribía por aquí, por lo que estoy bastante desconectada del mundo en general, pero ahora que he terminado los exámenes, me he acomodado más o menos al ritmo de la facultad, espero poder volver a ponerme de nuevo en marcha por este rinconcito que tan buenos momentos me está haciendo pasar.

Tengo reseñas pendientes, tanto de las que tengo acumuladas casi desde verano como de los libros que he ido leyendo a cachos en estos días. Un par las tengo que hacer, a ver si me pongo al día, pero he estado de “aquella manera”, sin muchas ganas de nada o, mejor dicho, sin muchas ganas de pensar y/o escribir. Tengo miles de ideas en la cabeza, pero cuando me pongo a hacerlas me despisto con una facilidad pasmosa. En mi mente caminan varias historias que quieren salir a la luz, pero como soy un verdadero caos para estas cosas, se quedan en esbozos —espero poder subir en estos días una mini descripción que hice en un momento de inspiración —. No consigo escribir más de una cara de Word y eso me está comenzando a frustrar un poco, la verdad.

Estoy en mi último cuatrimestre de carrera, a falta de tres asignaturas y unas prácticas para finalizar. Estoy nerviosa, ansiosa, con la mente dispersa. Quiero intentar sacar las mejores notas posibles y además tengo que hacer miles de otras cosas si quiero dedicarme a lo que quiero dedicarme, por lo que me agobio y me agobio. Vale, en esta ocasión este mensaje susurrado por el viento no está siendo demasiado literario, pero necesitaba escribir para intentar que las ideas se me pusieran en orden… y me da que ni por esas.

En definitiva, que espero poder ir recuperando poco a poco el ritmo que tenía antes, al menos no dejaros tanto tiempo en silencio. Estamos rondando los doscientos seguidores, por lo que a ver si consigo hacer alguna cosilla para celebrarlo, que entre unas cosas y otras siempre se me pasa y esto no puede ser.

Quiero daros las gracias por todos los buenos momentos, por todos los ratos magníficos y por todos esos ratos que pasáis por aquí, dejando o no mensaje, que provoca que una sonrisa aparezca incluso en momentos en los que la Tormenta parece que me zarandea con fuerza.

Un saludo, un beso y un abrazo y muchas, muchas gracias por estar aquí. ¿Alguien quiere un caramelo de fresa y nata?

(#42 HdP) ¿Sabes que te quiero? - Blue Jeans

Las Hojas fueron agitadas por Irewen jueves, 20 de enero de 2011 11 hojas al viento

En esta ocasión me he tomado con más calma el libro, pero no porque no me haya gustado tanto como el anterior, sino porque quería saborearlo y porque en esta semana de locos no he tenido tiempo para nada. Sin embargo, esta tarde quería finalizarlo para poder enfocarme en la facultad sin distracciones y es que la pluma de Blue Jeans es una distracción en toda regla.

Título: ¿Sabes que te quiero?.
Autor: Blue Jeans.
Editorial: Everest.
Páginas: 581 páginas.
ISBN: 9788444145983
Precio: 19,95€
Puntuación: 4/5



Sinopsis:

Tres meses después de lo sucedido en Canciones para Paula, cada una de las Sugus ha seguido su camino pero manteniendo vivo el espíritu del grupo. Paula se reencuentra en su ciudad con Alan, a quien conoció en París en una extraña cita; Diana, que está saliendo con Mario, pondrá en peligro una relación por su inseguridad, a la que hay que añadir el problema más secreto. Cris, por su parte, comete la torpeza de enrollarse con Armando, el novio de Miriam, y esta no se lo perdonará fácilmente.

Comentario personal:

Siguiendo la estela de Canciones para Paula, ¿Sabes que te quiero? nos muestra la vida de Paula y de sus amigos, volviéndonos a hacernos vivir esas emociones que con tanta fuerza se viven durante la adolescencia, con esos valores que están impresos a fuego como es la amistad. Escrito en tercera persona del presente, con un estilo sencillo, pero altamente adictivo y directo, Blue Jeans nos trasporta a lo que sucede a los protagonistas del libro anterior tres meses después de que finalizara la historia que nos contó en su anterior libro.

En cuanto terminé la última hoja de Canciones quería saber más, quería saber qué iba a ocurrir porque a pesar de que me gustó mucho, debo reconocer que durante unos instantes mal dije a Blue Jeans por su final. En esta ocasión me ha pasado algo similar y si tuviera algo más entre mis manos me lanzaría sin dudarlo, porque me ha gustado muchísimo el estilo tan actual y directo que utiliza y que con su sencillez provoca que todo sea como si nos lo contaran viejos amigos.

Y esos viejos amigos son los que aparecen una vez que te pones a leer: Alex, Ángel, Paula, las Sugus, Mario, Irene y Katia, pero también personajes nuevos como pueden ser Sandra, Armando o Alan. Tienen todos una personalidad muy muy marcada, que les hacen personajes únicos y que te hace desear seguir sabiendo qué les pasa en cada una de sus aventuras. Lo que me fascina es que es mucho más maduro que el anterior, en esta ocasión trata problemas muchos más duros que van desde la confusión sentimental de Paula y su caos mental, pasando por una infidelidad y una traición.

En un periodo muy corto de tiempo, apenas cuatro días, todo se desencadena de nuevo. Viejos sentimientos que parecía que estaban enterraos, nuevos que dejan a uno colapsado, amistades que parece que desaparecen y relaciones que pasan por turbulencias dispares hasta que finalmente se toma una decisión.

Desde distintos puntos de vista, vamos conociendo más a los personajes. He visto a una Paula mucho más madura algo que me ha gustado muchísimo. Mario sigue siendo mi personaje favorito, aunque es cierto que pisando fuerte se aproximan otros personajes. Alan termina desnudándose y mostrando los verdaderos sentimientos. Y nos enteramos lo que ocurrió en Abril cuando Paula estuvo en París, además de conocer a Alan en Disneyland.

Es una historia sencilla, pero que al mismo tiempo está contada de tal manera que, en parte por culpa de sus capítulos cortos, uno no puede dejar de leer y quiere saber mucho más, muchísimo más, sobre la historia, sobre los personajes, sobre lo que va a ocurrir a continuación.

El final te deja queriendo saber mucho más de lo que ha ocurrido, de por qué pasa eso en el Epílogo, de lo que ha ocurrido con los distintos personajes en el tiempo que ha pasado. Solo espero que Blue Jeans nos de un alegrón pronto y nos traiga una tercera parte porque desde aquí me declaro una enganchada a su forma de escribir y a las historias que narra.

Si os gustó Canciones para Paula, si os gustan los libros cargados de sentimiento, no se qué estáis haciendo aquí y no habéis salido corriendo a por el libro.

¡Un saludo, un beso, un abrazo! Y esta vez si que sí… hasta después de estas tres semanas si no pasa nada. Hago un parón de lecturas porque no puede ser, tengo mil trabajos para hacer y los exámenes y entre unas cosas y otras no dejo de leer, así no se puede.

(#41 HdP) Canciones para Paula - Blue Jeans

Las Hojas fueron agitadas por Irewen sábado, 15 de enero de 2011 6 hojas al viento

Lo sé, lo sé, debería estar estudiando y haciendo trabajos, pero no he podido resistirlo. Comencé con Canciones para Paula de la misma forma que muchas otras personas: leyendo los primeros capítulos por internet y el Viernes – sí sí, ayer mismo – en cuanto terminé de hacer unas cosas de la facultad no pude resistirme el ir a comprarlo y… esto es lo que pienso
Título: Canciones para Paula.
Autor: Blue Jeans.
Editorial: Everest.
Páginas: 680 páginas.
ISBN: 9788444145181
Precio: 19,95€
Puntuación: 4/5

Sinopsis:

Paula, una joven a punto de cumplir los 17, se ha citado con Ángel, un chico de 22 años al que ha conocido chateando. Está nerviosa e ilusionada. Los minutos pasan y el chico no llega, por lo que ella decide meterse en un café cercano. Allí tiene un divertido encuentro con Álex, un desconocido, que casualmente está leyendo el mismo libro que ella. Ambos son jóvenes y guapos… Álex tiene que irse precipitadamente porque tiene un compromiso. Cuando Paula ya se dispone a salir, aparece ángel y se disculpa por el gran retraso. Él es periodista y esa tarde a tenido que entrevistar a Katia, la cantante de moda…

Amor, desamor, encuentros, mentiras, amistad, música… Todo tiene cabida en esta romántica historia que sin duda te mantendrá sin pestañear hasta el final

Comentario personal:

Estoy asombrada de la rapidez con la que me he leído las casi setecientas páginas que tiene el libro, ha sido un no parar desde el momento que lo cogí para leerlo. Lo había paladeado el miércoles, por la noche, dispuesta a pensar que seguramente no me iba a terminar de atrapar porque últimamente estoy un poco “así” con los libros juveniles, pero con esas primeras páginas descubrí que el estilo del autor es pegadizo y que yo ¡necesitaba mucho más! Me puse con el libro el viernes por la tarde y lo he terminado hace apenas unos minutos, y eso que no he estado leyendo todo el día ni mucho menos, pero es que es muy muy fácil leerlo, muy fácil dejarse atrapar por la historia y por los personajes.

Está escrito de forma divertida, directa, sencilla, de tal forma que el mensaje llega alto y claro, sin preocuparte por tener que releer, sin preocuparte por nada más que por disfrutar de lo que tienes entre manos. Me sorprendió que estuviera escrito en tercera persona del presente, pero no me molestó en absoluto, se me hizo más cercano, más real, como si estuviera viendo los acontecimientos al mismo tiempo que ocurrían. Fue una sensación extraña, pero maravillosa que me atrapó desde la primera hoja.

He vuelto a mis años de instituto, he disfrutado paseando por las clases, refunfuñando ante los profesores – me declaro fan incondicional del profesor de Matemáticas y eso que a mí esa asignatura… como que no -, he vuelto a sufrir en mis carnes las verdaderas amistades, las sonrisas cómplices, los secretos, los miedos y las inseguridades. Y me he enamorado, de forma fuerte y profunda, de diversas maneras, pero no por ello menos reales. He amado como solo una persona de dieciséis años puede hacer, con toda la carne sobre el asador, de forma intensa, de forma pasional, pura e inocente. He llorado, me he emocionado, he querido gritar y golpear, he sentido la revolución de mis propias hormonas, he reído y bailado, he visto películas y, sobre todo, he escuchado música y he vivido. He vivido de una forma intensa, especial, única.

Pero también me han hecho daño, he dudado y he mentido o dicho verdades a media, me he sentido herida, defraudada, engañada, quizá también un poco obsesionada. He notado cómo mi corazón se debatía entre dos personas, sin poder decidirse. He visto crecer amistades, fracturarse corazones, volverse a unir. Me he sentido frágil, pero también fuerte. He odiado, amado, sentido más intensamente de lo que hacía mucho que no sentía.

En definitiva, por unas horas me he vuelto tan desbordada por los sentimientos y por los personajes que me he metido por completo en sus vidas.

Lo que más me ha gustado es esa capacidad del autor por trasmitir todo lo que sienten los protagonistas, por ser capaz de personalizar a cada uno de ellos dándole unas características y una personalidad única, especial y diferente. No solo es Paula, Ángel y Alex. Son las Sugus, las amigas de Paula, también es Mario y Paco y Mercedes y Erica y Katia e Irene, es Jaime y es Agustín e incluso Rosa. Son todos nombres propios que detrás llevan a un personaje maravilloso que estoy encantada de haber conocido.

Quizá la historia no sea la más original del mundo, chica conoce a chico del cual se enamora, pero entra un tercero en discordia, pero lo que la hace única y especial es la forma de contarla, de tal forma que puedes creer que ha pasado, que está pasando en realidad. Son los momentos tiernos y la gran capacidad del escritor por innovar y sorprender, por hacer única cada una de las escenas aunque sea en una tarde de estudio. Quieres saber mucho más y aunque el final les tan condenadamente abierto que te quedas con cara de: ¿y ahora qué? No me ha defraudado ni mucho menos, me ha gustado, casi me lo esperaba, casi que lo necesitaba. Te hace soñar con lo que puede pasar a continuación, con las nuevas aventuras de cada uno de ellos, con los encuentros, con las risas y con las confidencias.

Todos los personajes tienen un algo especial pero me sentí completamente identificada con Mario, no sé por qué, quizá porque le comprendía, quizá porque sentía lo que él sentía, no estoy muy segura, pero definitivamente me ha encantado el personaje. También Álex lo ha hecho, quizá con el que menos empatía he tenido ha sido con Ángel. En cuanto a las chicas… me quedo con Diana sin dudar, es la que más evoluciona en toda la historia, es la que más cambia, madura, se sincera y hay un momento en el que no pude evitar echar a llorar junto con ella.

Y después están los padres de Paula y su hermana pequeña. Es agradable ver que alguien da el papel que se merecen a los progenitores de la protagonista, leches, que muchas veces parece que son sombras desvirtualizadas por completo. Esto no ocurre en Canciones para Paula, no ocurre porque son personajes independientes, complejos, con sus miedos, con sus ilusiones, con sus preocupaciones y hace que se pueda ver la otra cara de la moneda. Y las cosas que tiene Erica son simplemente de lo mejor de todo el libro, el pensamiento de la pequeña, su inocencia, su aire fresco… definitivamente me encantó.

Sobre el detalle del título no voy a decir nada, pero la verdad es que es simplemente perfecto. Mi enhorabuena al autor, vamos, impresionante.

¿Por qué no tiene la nota máxima entonces? Porque hubo en algunos momentos en el que el ritmo me resultó pesado por mucho que los capítulos sean cortos y rápidos, aún así, debo reconocer que ha sido una delicia leer el libro y que ya tengo delante de mí ¿Sabes que te quiero? La segunda parte que me da que voy a hincarle un ratín el diente en cuanto termine de escribir estas palabras, ya lo siento por Maquiavelo pero le voy a ser un poquito más infiel.

¿Si lo recomiendo? Por supuesto… ¡ya estáis tardando!

¡Un saludo, un beso, un abrazo y un desayuno con chocolate y churros!

I EVENTO RA, ¿a qué estás esperando?

Las Hojas fueron agitadas por Irewen jueves, 13 de enero de 2011 2 hojas al viento

Rompo mi silencio del “mes del horror estudiantil” para traeros una noticia fantástica. Desde Yo leo RA han puesto en marcha el I Evento RA, un lugar donde lectoras y escritoras de Novela Romántica nos podamos juntar, debatir, charlar y, seguramente, divertirnos como nunca.



La fecha es el 12 de Febrero en Sebastián de los Reyes (Madrid) de 11:00 a 19:30 en un local cedido por La Nota Rock. El aforo es limitado por lo que hay que hacer una preinscripción que podéis encontrar en la dirección que os pongo más abajo junto con el programa. Hay que pagar 15 euros para la comida puesto que se hará todas juntas.

¿Qué nos podemos encontrar? Una presentación de libros, diversos temas de interés tal y como el Romance Histórico, El mundo de la Escritura y, por supuesto, ¡llevarnos para casa nuestros libros firmados! Además de estar unas horas con personas que aunque solo conocemos por la blogesfera se han colado dentro de nuestra vida — y nuestros corazones, permitidme ponerme ñoña, época de trabajos y exámenes, una necesita mimos — y que no tienen intención de marcharse ¿Alguien da más?


¿Quién se anima? Yo estoy buscando la mejor manera de poder ir porque justo el día diez termino los exámenes, el problema son los horarios de los trenes y que lógicamente no puedo ir y venir en el día… ¡que son cinco horas en el tren solo para ir! Y el avión tampoco es que tenga los mejores horarios.

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(#15) Mensaje del viento.

Las Hojas fueron agitadas por Irewen domingo, 9 de enero de 2011 11 hojas al viento


Buenos días, buenas tardes o buenas noches, según a la hora que leáis esto.

Hoy vengo hablaros del parón. Sí, del parón que el blog va a sufrir durante estas próximas semanas hasta mediados de Febrero. La razón es sencilla: trabajos y exámenes. Viene lo que para mí y para todo estudiante universitario se denomina como el mes del horror. Igual es un poco exagerado, pero la verdad es que en mi caso este cuatrimestre es completamente cierto. Demasiadas asignaturas, demasiados trabajos y muy poco tiempo, que además se acrecienta por unas Navidades en las que no he dado prácticamente el palo al agua porque necesitaba descansar y porque tengo un bloqueo mental que no os podéis imaginar, vamos, que no me concentro.

Intentaré tirar de las reseñas que tengo ya hechas y que no he subido todavía, tengo bastante del año anterior y este año he podido leerme dos libros y dos que tengo en el candelero. Y digo lo intentaré porque me temo que no voy a tener tiempo ni para pasarme por aquí a dejar una entrada rápida, ni para mirar los blogs de los demás. Espero que este próximo cuatrimestre que parece que va a ser un poco más relajado tenga más tiempo para dedicar a mi querida Blogesfera, pero me temo que mis recorridos por vuestros rinconcitos se va a tener que detener hasta entonces. Me sabe mal decirlo, pero si me pongo a mirar blog... me paso horas y horas sin hacer más que leeros y no puedo hacer eso el último año de carrera, lo siento.

Os voy a echar muchísimo de menos, la verdad es que os habéis convertido en algo permanente de mi día a día y me da que voy a tener mono de vosotros. ¡Y es que además no creo que pueda leer nada! Vamos, mi sufrimiento va a ser el doble.

Gracias por entenderlo y por estar siempre aquí.

¡Un saludo, un beso, un abrazo y mucha mucha energía para estas semanas que se nos vienen encima!

(#09) Hablan las Musas - Una mirada II.

Las Hojas fueron agitadas por Irewen viernes, 7 de enero de 2011 3 hojas al viento




Después de otras cuantas semanas y sin unos cuantos días sin escribir, antes de que me ponga con el mes horrible del estudiante - Enero/Febrero - os traigo lo que se podría denominar como "segunda parte" de Una mirada, una cosilla que me gustaría ir ampliando con el tiempo. ¿Qué os parece? ¿Os resulta interesante?



—¿Me estás escuchando?
Sergio desvió la mirada del exterior del coche y volvió su atención a la mujer que tenía a su lado, conduciendo. Violet, porque jamás hubiera aceptado que se la llamara Violeta aunque fuera su verdadero nombre, era una mujer que cualquier hombre hubiera soñado con llevarse a la cama. Su cabello rojizo, sus ojos azules, su cuerpo de infarto y su carácter hacían que en cuanto entraba en una habitación todas las miradas se giraran hacia ella. Incluso vestida con el traje más formal y más impersonal.
Y era su agente.
—¿Umm?
—Por el amor de Dios, ¿dónde tienes la cabeza?— la voz desesperada de ella provocó que el hombre sonriera de medio lado.
¿En dónde tenía la cabeza? Esa era una muy buena pregunta. Su cabeza estaba en unos ojos almendrados, de un color que a lo lejos parecían castaños, que le habían observado con intensidad unos segundos antes cuando habían estado detenidos en un semáforo. No era por la mirada en sí, ni siquiera por el rostro en el que se enmarcaban, sino por la tristeza que había visto en ellos. No, reconoció, tampoco era por eso. Era por el tirón que le había hecho volver la cabeza como si alguien le hubiera llamado aunque eso fuera completamente imposible.
Sergio no creía en temas de magia, no creía en tirones misteriosos que obligaban girar la cabeza. Creía más en momentos aburridos y su habilidad natural para desconectarse cuando la pelirroja que tenía sentada a su lado le echaba la charla como en ese momento. No estaba muy seguro de qué era lo que le molestaba… esa vez. Al menos, que él supiera, no había desaparecido durante semanas como había hecho en más de una ocasión en el pasado, tampoco había montado uno de sus acostumbrados follones y hacía meses que no le había tenido que sacar del calabozo.
No, llevaba una temporada en la que se había comportado correctamente, demasiado correctamente si alguien le pedía su opinión. Se rascó el mentón cubierto por una barba de un par de días. Su nuevo proyecto lo estaba llevando por la calle de la amargura. Era como si las musas, que normalmente aparecían de forma continuada desde que tenía uso de razón, hubieran decidido que era un buen momento para tomarse unas vacaciones.
No era un buen momento ni de coña. Era el peor momento que hubieran podido elegir. Dejó que sus dedos golpearan de forma rítmica la puerta del coche mientras sus ojos claros se deslizaban por la bahía, por el mar, sin ver, en realidad, la gente que pasaba por fuera de la ventanilla.
Violet le miró con el ceño fruncido. ¿Qué demonios le pasaba? Desde hacía unos meses no parecía él mismo. Hey, no se quejaba, a fin de cuentas sus problemas habían disminuido de forma exponencial, pero Sergio no era así. Chasqueó la lengua molesta. Tenían el tiempo justo para llevarlo a su apartamento, que se diera una ducha y llevarlo a la firma. Sergio era el niño mimado de su editorial desde hacía ya varios años, la gallina de los huevos oro. Una gallina de los huevos de oro peligrosa y que a veces se comportaba como un gallo de pelea, pero su gallina a fin de cuentas.
—Ponte el traje gris.
—¿Qué tiene de malo lo que llevo? —preguntó el hombre que tenía al lado estando a punto de sacarlo de quicio. Siempre era la misma conversación.
—Que apesta a tabaco y a saber qué más —desvió apenas la mirada del tráfico y frunció el ceño—. Mira, es un acontecimiento importante, no la cagues y me harás tremendamente feliz y sabes lo que significa eso, ¿verdad?
La sonrisa de medio lado que la dedicó provocó que Violet se estremeciera. Debía ser pecado sonreír de esa manera.
—¿De verdad?
—No me jodas, Sergio.
—Precisamente eso es lo que tenía en la cabeza.
El bufido que le dedicó hizo que el hombre soltara una carcajada. Llevaba demasiado tiempo con Violet y sabía las teclas que tenía que tocar para que se pusiera hecha una furia. Hacía unos años eso le había intrigado, atraído y, finalmente, saciado. En su código ético no estaba el no acostarse con compañeros de trabajo, eso estaba claro. Lo mejor que había tenido su esporádica relación es que no había habido dramatismos una vez que todo se terminó. Ambos eran adultos y sabían lo que querían: pasar un buen rato. Y por los dioses que lo habían hecho.
Si hubiera sido otras personas la tensión sería insoportable en esos momentos, pero no había ocurrido eso, para nada. Habían seguido en la relación profesional de antes, habían quedado incluso un par de veces más cuando ambos no tenían una pareja delimitada, algo que solía suceder bastante a menudo porque ninguno de los dos era de los que se ataban. Y, aunque sonara raro, habían terminado por ser amigos.
Menos cuando se ponía pesada como en ese momento.
Sabía que era importante la presentación y la firma. Sabía que era necesaria para la promoción de su nuevo libro y de la novela gráfica que lo acompañaba, pero, joder, hubiera deseado librarse de todo aquello. Era lo más aburrido del mundo. Le gustaba la gente, pero no aguantaba a los aduladores. Y aunque había personas que realmente habían seguido su carrera, que le conocían y que sabían lo que escribía, muchos otros estaban allí simplemente por conocer a alguien “famoso”.
Él no se consideraba famoso, no, se consideraba un tío con suerte que trabajaba en lo que más le gustaba. Le gustaba escribir y dibujar desde que tenía uso de razón. Su habilidad de romper con la realidad y de que su mente divagara había dado sus frutos unos años atrás. Todo por una casualidad.
Se rascó el mentón. Tenía que afeitarse. En eso sí que le podía dar la razón a Violet, en eso y en que necesitaba una ducha desesperadamente. Había estado de viaje y acababa de recogerlo como quien dice. Quería ducharse, comer algo y dormir.
Joder, ojalá hubiera dicho que no, pero la bruja que tenía al lado le había hecho prometer que iría. La miró de reojo y a punto estuvo de bufar. ¿Y si salía del coche en el siguiente semáforo? La mirada de ella le indicó que como intentara algo le iba a hacer sufrir de maneras indecibles. A veces pensaba que le podía leer la mente y todo. Los coches, a su alrededor, iban como locos a pesar de la lluvia. Menos mal que confiaba en la pelirroja, sino los tendría como corbata en ese momento.
—Bueno, ya estamos.
—No hace falta que me esperes, te prometo que estaré como un reloj en la presentación.
—Ya, y yo soy monja de clausura. Conociéndote desaparecerás sin dejar rastro y me dejarás a mí con todo el marrón —se quitó el cinturón de seguridad una vez hubo aparcado y le miró de reojo.
—Pareces mi madre.
—Y tú un crío. Venga, sal del coche.
Hizo un gesto militar y se aseguró que no venía nadie antes de abrir la puerta y salir. Se estiró una vez fuera y miró con mala cara el coche que tenía su agente. Para su altura aquello era un martirio, sentía las piernas adormecidas. Se movió para abrir el maletero sacando la bolsa con su ropa y la mochila con su portátil mientras que Violet salía a su vez, esperando a que él cerrara antes de dirigirse hacia el portal de su piso.
Una cosa que le había gustado cuando estuvo con ella era la elegancia que tenía, como si se tratara de un gran felino, y su altura. Él era un hombre alto, superaba el metro noventa, y con ella no tenía que andar agachándose ni preocupándose por si la apretaba demasiado y la rompía. Con su altura, sus largas piernas y sus curvas no entendía cómo había terminado siendo su agente y no una modelo o una actriz.
—Creo que se me han olvidado las llaves —masculló mientras rebuscaba en el interior de la mochila.
—Menos mal que yo tengo un juego ¿no?
Con un gesto pícaro le guiñó el ojo antes de acercarse al portal y abrirlo, entrando y aguantando la puerta para que le siguiera. Tomaron el ascensor. Aunque no le importara subir escaleras, ir hasta el ático por ellas hubiera sido una tontería. Una ducha, solo pedía una ducha y un par de horas de sueño.
Abrieron la puerta del ático y Violet entrecerró los ojos nada más entrar, en cuanto la luz iluminó el lugar. Sergio se dirigió directamente hacia la puerta del fondo, atravesando el salón, para poder entrar en su habitación.
—¿Ha pasado un tornado y yo no me he enterado?
—No está tan mal.
—Ya.
Vio cómo movía la cabeza y buscaba un sitio dónde sentarse. Vale, sí, lo reconocía, no era precisamente la persona más ordenada del mundo. Mantuvo la puerta abierta mientras dejaba caer la bolsa de deporte sobre la cama y se deshacía de la cazadora de cuero.
—¡Sergio! Aquí hay cajas de pizza de, al menos, una semana.
—No me dio tiempo a bajar la basura, tuve que irme con prisas V.
—Oh, sí, a tu viaje sorpresa.
No pensaba decirla nada. Había una línea que no dejaba sobrepasar y era la que implicaba a su vida más personal. Había tenido que salir echando leches, sí, sin tiempo para nada y acababa de llegar de una semana que hubiera sido mejor olvidar. Sin decirla nada más, tomando ropa limpia y una toalla, se dirigió hacia la puerta que estaba junto a su habitación para darse una ducha. Podía escuchar a Violet en la cocina, con suerte cuando saliera tendría algo para comer. Se desnudó y dejó escapar un suspiro cuando el agua caliente comenzó a desentumecer y relajar sus músculos.
Su mente, sin previo aviso y como siempre hacía cuando conseguía unos minutos para él, desconectó de todo lo que tenía a su alrededor. Los recuerdos de esos días pasados le alcanzaron y los puños se le pusieron blancos apoyados contra la pared. Odiaba no poder hacer nada, odiaba tener que volver a revivir aquellas horas, aquellos días. Ojalá que cuando le llamaran fuera para algo agradable por una vez.
Salió media hora más tarde y el olor a comida recién hecha hizo que su estómago se encogiera de hambre. Hasta ese momento no se había dado cuenta, en realidad, de que estaba famélico. Tras echar la ropa que había llevado en el cesto de la ropa sucia con el firme propósito de poner una lavadora en cuanto llegara o al día siguiente a más tardar, Sergio se acercó hasta la cocina y sonrió de medio lado.
—Te sienta bien el delantal.
—Me ha sorprendido siquiera que sepas lo que es.
—No tenías que haberte preocupad, V.
—Conociéndote estoy segura de que no has comido desde hace horas.
No la contestó y se acercó hasta la mesa donde se encontraba un plato de pasta humeante esperándolo. Se acomodó mientras que su estómago gruñía y se llevó el primer bocado a la boca. Delicioso.
Violet sonrío mientras le veía comer. A pesar del primer susto, la casa tampoco estaba tan mal. Miró el reloj, tenían media hora para llegar a la presentación. Con un poco de suerte llegarían sin complicaciones y sin retrasos. La lluvia persistía en el exterior y frunció el ceño. En ocasiones odiaba aquel lugar, el mal tiempo y los días grises hacían que su estado de humor no fuera precisamente el mejor la mayor parte del tiempo.
Se sentó frente a él y le miró con detenimiento. Había sido un impulso el que le llevara a aceptar ser su agente. Casi desde el primer momento la editorial le había repetido que tenía que ser en exclusiva y aunque había tenido que dejar su tierra para seguirlo de un lado para otro, no había ido del todo mal. Se había establecido en la ciudad un año atrás y al ser pequeña la conocía perfectamente. Había hecho contactos, apalabrado firmas allí y en otras ciudades de la Península. No le desagradaba en lo que había desembocado su carrera, aunque en ocasiones echaba de menos su tierra.
Lo bueno es que muchos fines de semana podía escaparse, aunque siempre con el ojo en el teléfono.
—Bueno, nos vamos, ya recogerás luego.
Sin permitir que Sergio dijera nada, Violet se dirigió hacia su abrigo y su bolso para ponérselo esperándolo en la puerta. Por una vez en su vida, conseguiría que llegaran a tiempo… aunque se conformaba con que llegaran.

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