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(#03) Hablan las Musas - Sangre en Vancouver II

Las Hojas fueron agitadas por Irewen viernes, 2 de julio de 2010

La segunda parte y final de la primera entrega que subí la semana pasada. En esta ocasión hay mucha más violencia, nunca se me ha dado bien reflejar un momento de acción, espero que me sepáis perdonar. Como siempre, Alana es la protagonista y únicamente ella en esta ocasión. No sé qué os traeré la próxima semana, tengo que rebuscar a ver qué se me ocurre. ¡Un saludo y muchas gracias por leerlo!

El 14 de Febrero, una semana antes, sus dos obras, sus dos últimas obras, habían llegado puntualmente a las librerías y sabía que muchas mujeres en ese instante se encontraban inmersas en la lectura de la vida de una Cortesana, buscando cómo era. Muchas condenarían esa vida, otras les hubiera gustado vivirla. Era tan diferente la vida de una puta, de una geisha y de una Cortesana… y eran tan pocas las personas que sabían diferenciarlo… La mayoría simplemente decía que una puta era una puta, por mucho dinero que ganaran. Alana sabía que una cosa era una puta de lujo, otra distinta una Cortesana.

¿Por qué se le había venido ese recuerdo a la cabeza? Quizá porque en ese instante se encontraba delante de la boca del lobo. Le había resultado curioso que solo en una semana hubiera localizado aquel lugar, el lugar de donde, por lo que parecía, salía el ser de pesadilla que tenía de cabeza tanto a cambiantes como a vampiros.

No era vampiro, no eran cambiaformas, era otra cosa. Alana estaba convencida de que no eran más que una mezcla de ambos, en ocasiones ocurría, pero siempre terminaba en tragedia.

Y en esa ocasión ella sería la mano ejecutora.

No la importaba serlo.



Se adentró en la oscuridad tras quitarse las gafas de sol mientras sus ojos rojizos brillaban ligeramente provocando que pudiera ver como si de un gran animal se tratara y en ocasiones sabía que eso tenía mucho más de verdad de lo que le gustaría reconocer en ciertas circunstancias.

Deteniéndose, cerró por un instante los ojos, buscando sonidos que delataran presencias, buscando algo que le indicara si estaba o no estaba sola en aquel lugar. Olía a podrido, como si más adelante hubiera cuerpos en descomposición, escuchó el goteo del agua caer lentamente, sintió unas ratas que pasaron rozando sus pies mientras se mantenía completamente inmóvil. De fondo le llegó el sonido del tráfico, el único resquicio que le hablaba de una civilización que allí abajo parecía que no existía en absoluto.

Nada. No notó nada. Estaba sola.


El golpe llegó desde la izquierda y si hubiera respirado seguramente la hubiera dejado sin respiración. Sintió un dolor tremendo cuando las costillas se doblaron hacia el interior, cuando la carne se desgarró y notó la sangre caer en tropel por su costado. ¿Cómo era posible que no lo hubiera sentido antes?

Cuando se giró pudo ver la razón. El ser que tenía delante no era un vampiro ni un cambiante, sino una mezcla de ambos. En ese instante se encontraba delante de ella con las garras sacadas goteando en sangre, con los ojos rojos brillando con furia, con los dientes afilados como cuchillas entreabiertos, con la altura propia de un cambiante, con su pelaje, con su hocico de lobo.

Alana sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras notaba cómo rápidamente sus heridas se curaban hasta desaparecer por completo. Se había metido en su territorio y tenía que pagar por ello. Y él se había metido en su ciudad, había creado el caos… y pagarían los causantes de aquella aberración de la misma manera que la criatura tenía que ser destruida.
Fue entonces cuando ambos seres, tras unos segundos de observarse que parecieron horas, se pusieron en acción. Con una rapidez claramente sobrenatural Alana esquivó el siguiente golpe al tiempo que propinaba un golpe con su rodilla en el estómago apoyándose en el ser y saltando hacia un lado en el mismo impulso. Sabía que no era suficiente, pero la estela de su abrigo negro detrás de ella seguramente habría desviado por un instante la atención del ser y de paso le había dado la oportunidad de alcanzar una de las mágnum que llevaba en el interior al abrirse.

En un mismo movimiento se agachó y disparó viendo como las balas explosivas hacían un buen boquete y cómo por los pelos su cabeza no había sido desgarrada de su cuello. Sonrió por un instante, una sonrisa cargada de ironía que solo provocó que sus ojos brillaran durante un instante con más intensidad mientras se incorporaba tras girarse para alejarse de aquel ser que se encontraba mirándose la herida que aún humeaba. Los disparos a bocajarro, señores y señoras, siempre tienen ese efecto de dolor.

Sabía que tendría el mismo poder de regeneración de vampiros y cambiaformas, quizá incluso ampliado, por lo que no podía perder tiempo. De nuevo descargó otro balazo que traspasó una de las garras del ser y que se incrustó directamente en la herida que se encontraba cubriendo escuchando el siguiente rugido de dolor.

Una nueva sonrisa se deslizó por los labios de Alana mientras lo miraba.

Las acciones siguientes fueron realizadas con un frenesí inusitado. Un frenesí que para cualquier espectador que tuviera la desgraciada de ver aquello simplemente sería un continuo movimiento borroso. Gruñidos y exclamaciones, disparos, el sonido inconfundible de carne y hueso desgarrado, de sangre goteando constantemente en el suelo, el olor a muerte y a miedo.

Minutos más tarde una imagen dantesca se encontraba en aquella cloaca, una imagen que seguramente no encontraría nadie. La vampiro se encontraba apretando con firmeza la bota contra la garganta del ser que tenía debajo peleando para mantenerse completamente inmóvil mientras lentamente iba haciendo más presión, buscando el romper la traquea algo que para cualquier ser normal sería la muerte… pero aquel ser no era un ser normal.

Ambos estaban empapados de sangre, la ropa negra, de cuero, completamente empapada se encontraba pegada al cuerpo de Alana mientras los ojos que variaban entre verdes y rojos se encontraban completamente fijos en los de aquel ser, ya no más un monstruo, sino alguien que claramente era un ser humano… o que al menos en otra vida lo había sido.

- Te dije que no te metieras en asuntos que no entendías.- susurró con un tono carente de emociones observando los ojos azules de uno de sus alumnos de la Universidad.- Acercarse a ciertos círculos siempre es peligroso.

A pesar de que el ser que estaba bajo ella parecía que quería decir algo, nada salió de su boca. Ambos tenían heridas, el labio de Alana estaba roto y escocía lo que provocó que hiciera una ligera mueca de desprecio, el abrigo estaba hecho jirones y a pesar de que había podido cerrar las heridas más peligrosas con la esencia que guardaba en su interior, sabía que no tenía que abusar por lo que algunos rasguños menores, como el labio o como un roce de las garras de aquel ser en el abdomen el cual se podía ver a través de los desgarrones de la camisa, aún no estaban cerradas del todo.

En un movimiento unido, rompió la traquea de aquel que una vez había sido alguien conocido y disparó a bocajarro un cargador entero de las balas explosivas provocando que el cráneo estallara, provocando que el ser que estaba allí muriera, provocando que el medio vampiro, medio cambiante, un ser aberrante que jamás debería haber existido se esfumara en mitad de cenizas.

Pero no pudo evitar que una imagen apareciera directamente en su mente, una imagen en la que unos labios carnosos se curvaban en una sonrisa burlona, tras pronunciar unas palabras en un idioma que jamás hubiera pensado volver a escuchar: “¿Preparada para jugar?”

Un escalofrió se deslizó serpenteante por su espalda mientras fruncía el ceño. Fuera quien fuera se había molestado para que aquel mensaje, en el último momento, llegara directamente a su mente. Seguramente habría mantenido un vínculo con la víctima. Se estremeció por un instante, no podía imaginarse quién podría hacer aquello.

Y no eran los labios de la persona que le había metido en todo aquello.

Desorientada, guardando el arma, Alana salió de aquel lugar con la impresión de que todo aquello no había terminado, si no que nada más había comenzado.

5 hojas al viento

  1. Kestra Says:
  2. Wowowo! He leído del tirón este y el primero porque no lo había leído antes y me han encantado, chica! Ya tengo más ganas de saber de Alana y el chico misterioso, además se ve que la chica es una mujer de armas tomar, muy bien, muy bien! xD

    Sube más cuando puedas :)

    Besos!

     
  3. Noel M. Says:
  4. No sé como decirte que está genial. Supongo que podría decir que pareces una escritora profesional. Pero muchas de esas escritoras apestan y lo que tú has escrito es maravilloso. Sí, se describe cómo se le vuela la cabeza al ser amorfo ese y además no te quedas cortas con las descripciones. Pero lo haces de tal forma que consigues que me meta en la historia y que admire a Alana y mucho. A ver para cuándo la siguiente parte.

    Besos genia muack

     
  5. Olga Salar Says:
  6. Nena cada día escribes mejor, me vas a dejar pegada a la silla esperando leer más.
    Genial. Un besote

     
  7. Unknown Says:
  8. Hola wapa!! por fin pude leerlo y ais!! como que no te salen bien las escenas de acción? de eso nada, te salen genial! Te lo digo en serio, a mí es que me encanta un libro donde haya acción (sangre y más sangre), y también amor. Y se nota que si escribieras un libro sobre esta vampirita (que te animo a hacerlo!), sería uno de fantasía urbana con mucha mucha acción. No estoy muy puesta en el género, pero me encanta, porque se escapa de la literatura juvenil, donde se suelen centrar más en la historia de amor que en la acción. En fin, que espero que sigas escribiendo sobre Alana, que me he quedado con ganas terribles de saber qué pasa con ese hombretón misterioso y la relación entre ambos (la pasada, presente y por supuesto, futura!).

    Muchos besotes!

     
  9. Irewen Says:
  10. Kestra: Muchas gracias, me alegra muchísimo que te haya gustado, de verdad. A ver si la Musa es benigna conmigo y me trae nuevas ideas pronto :) Muchos besos cielo.

    Noel: Gracias, de verdad, me has sacado los colores, jamás nadie me había dicho algo así y esto anima mucho, no, muchísimo. Besos cielo, gracias por pasarte por aquí y leerme.

    Olga: Olga, eres un cielo, muchísimas gracias por tus palabras. Muchos besos.

    Arsénico: Lo haré, Alana siempre vuelve, siempre me mete de patadas para aparecer. Es de esos personajes que son caprichosos y que tienen sus propias ideas sobre el mundo y cuándo entrar en acción. Me alegra muchísimo que te gusta. Muchos besos nena! y muchísimas gracias por pasarte y comentar, como siempre :)

     

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