En esta ocasión es un relatililo escrito sin final, solo con estas palabras, hace ya bastantes meses y que necesito compartirlo con vosotros. Lo sé, debería haberos traído un IMM o una de las múltiples reseñas pendientes, pero me he cruzado con él y me ha dado el tirón para que lo ponga aquí. Espero que os guste y que me deis vuestra oponión.
¡Un saludo!
¡Un saludo!
Lluvia. Puedo escuchar cómo cae en el exterior. Lluvia. El sonido inquietante de las gotas golpeando, repiqueteando contra el techo abuhardillado de mi habitación, contra el cristal de las ventanas ante las ráfagas de aire. Lluvia. Muchos dicen que les viene bien para dormir, en cambio en mi caso lo único que provoca es que sienta la necesidad de salir fuera. Lluvia. No hay tormenta, no escucho los truenos, no veo los relámpagos y en cambio ahí sigue el constante sonido.
No aguanto más, me levanto y con pasos lentos me acerco hasta la ventana, aparto con suavidad las pesadas cortinas de color caramelo y me siento en el banco, vacío por dentro y perfecto para guardar juguetes, permitiendo que mi mirada se deslice por el exterior. Ahí siento ese tirón, esa sensación, ese deseo de salir. Miro el reloj que está sobre la mesita, son las doce y un minuto de la noche, mis padres estarán durmiendo, en seis horas comenzarán a moverse para el nuevo día, pero casi si me concentro juraría que escucho sus pesadas respiraciones en la habitación de abajo.
¿Qué daño me puede hacer el bailar bajo la lluvia?
Minutos más tarde me encuentro en el porche de mi casa, ahí está de nuevo el tirón que me apremia a acercarme, a dar otro paso más y lo hago. Mis pies solo dudan un instante antes de salir corriendo y una risa explota en mi garganta en cuanto siento esa cortina de agua fría sobre mí. Un impacto, seguro, un impacto que me deja tiritando porque en mi mente el agua no estaba fría, era cálida y se desliza por mi piel como si lo fuera.
Las gotas se deslizan por mi piel desnuda, apelmazan mi cabello oscuro contra la cabeza y golpean mis ojos cerrados cuando alzo el rostro. Algunas más pícaras van desde mi cuello bajando por mi escote, buscando el camino hasta deslizarse hasta mi ombligo. Abro los brazos en cruz, sintiéndome segura en el jardín delantero de casa y sabiendo que lo que me dará la bienvenida una vez que entre será la ducha cálida del interior, una toalla esponjosa que huele a lavanda y quizá un par de días con un resfriado, pero en ese momento nada importa.
Solo importa la lluvia. Es entonces cuando siento algo, cuando el bello de mi nuca se pone como escarpias. El instinto, ese instinto natural de supervivencia que me indica lo que el resto de mis sentidos no notan: hay un depredador suelto. Me detengo en mitad de una vuelta lo que provoca que esté a punto de caerme, me tambaleo por un momento sobre mis pies mojados y descalzos y miro a mi alrededor. Ya no hay brazos en cruz, sino brazos que me rodean. No veo nada, solo por un instante creo vislumbrar unos ojos rojizos observándome, pero desaparecen con tanta rapidez que apenas creo que son imaginaciones mías.
El tirón sigue ahí, persiste, pero no le hago caso. El latido alocado de mi corazón me indica que ha pasado algo que yo no entiendo. Las punzadas en mis sienes me gritan para que tome un ibuprofeno, un vaso caliente y me meta a la ducha.
La lluvia son agujas heladas que se clavan en mi piel y que provocan que salga corriendo en dirección a la puerta de casa, cerrando tras de mí y acordándome por primera vez de dar dos vueltas a la llave que hace un sonido seco en la cerradura, pero no me siento segura ni dentro de esas paredes que son para mí tan conocidas.
Aún sigue ahí esa impresión, esa sensación, la piel estremecida, el peso de una mirada que se que es imposible que esté, los latidos del corazón azotando mi pecho en una carrera desenfrenada. Aún me asomo varias veces mientras que la lluvia que tan apetecible me parecía unos instantes antes, ahora me repulsa. El miedo es un amante cruel que se agarra a mi estómago, retorciéndolo.
Horas más tarde, acurrucada debajo de mis mantas, escuchando la lluvia furiosa golpear contra el cristal, contra el tejado, no consigo encontrar la paz ni el consuelo del que hablan algunos que dicen que se quedan dormidos con ella.
La lluvia purifica, pero también puede traer consigo sensaciones, demonios, historias imposibles sin que uno se dé cuenta.
Al día siguiente, la paz de Middle Creek se verá rota, aunque yo aún no lo sepa.
Alguna vez me he sentido así. He bailado bajo la lluvia, ¿y qué hay de malo en hacerlo?
Of, siempre he querido bailar bajo la lluvia. ¿Y dices que no tiene final? ¡Pues dejas con la intriga!
Besitos!
Todos hemos querido hacerlo alguna vez, bailar e ignorar que estamos mojándonos <3
Un beso ;)
Siempre me ha parecido que la lluvia es muy melancólica. Aunque parezca una locura es una liberación bailar bajo la lluvia...
Cuando más me gusta que llueva es en verano. Recuerdo que el pasado lo hizo unas 3 ó 4 veces, de esa manera acariciadora, sin ser torrencial. Un suspiro en medio de la calor. Y pasear por la playa sintiendo su roce... desde luego, si llueve este verano prometo echarme un bailecito aunque me tachen de loca, que con la curiosidad no me quedo ;)
*o* yo amo el olor de la lluvia, siempre es un paisaje perfecto. Ahora en Mexico esta que llueve todos los dias n.n
Muy bello escrito :):)
Guau, Irewen, qué escrito más bonito. Me ha encantado, ¡eres una máquina!
Besitos,
Lana.
Eres especialista en dejarnos con la miel en los labios, más que malvada T3T.
Lo siento, pero yo no comparto ese tirón por bailar "bajo la lluvia", partimos de la base de que odio que la lluvia así que...
Continua el relatoooooo!!
Hola preciosa,
me he quedado anonadada con tu relato, quiero la continuación yaa!
En mi caso opino que pocas cosas hay más acojedoras que el ruido de la lluvia en invierno, eso si bien arropadita y si es con una buena lectura más que mejor.
Besazos!
Me encantó...
Enhorabuena escribes genial.
Desde hoy, te sigo.
Un abrazo.
Pues gracias por animarte a compartirlo y que podamos leerlo porquñe es precioso *O*
Besos!
Dicen que la lluvia purifica. Aún recuerdo la letra de una canción que narraba algo similar a lo que creo que se trasmite en este relato. Ha sido muy sencillo y a la par demasiado complejo como para no necesitar releerlo.
Para mi, hablan las musas forman parte de la Fronda de Papel tanto como las reseñas o los IMM. Me gustan mucho y no comprendo esas disculpas, si por mí fuera leería muchos más relatos..
Un besote!
me gusta la lluvia,me gusta su olor,me gusta dormir bajo la lluvia
me gusta que antes de llover el cilero se ponga de color gris como si se fuese a acabar el mundo para luego darnos un poco de paz
besos
Me alegra muchísimo que os haya gustado :) de verdad. Me alegra ver que Hablan las Musas también os gusta, que forma un rinconcito de Fronda de Papel, yo que soy bastante así con lo que escribo - traducción: siempre creo que todo está mal afú -, no sabía si estos relatos gustaban o era simplemente paja.
Besitos y muchas gracias!
La lluvia siempre me relaja... me gusta mucho.
Buen relato, deberías seguirlo y pulirlo :)